Autoras: Milagros Viñas, Olalla Santamaría, Amalia Alarcón, Lola Lorenzo, Miembros de APOP (Asociación de Psicoterapia Operativa Psicoanalítica) España.
Presentación
Estimuladas por la Asamblea Internacional de Investigación en la Concepción Operativa de Grupo (COG) que se va a realizar en Montevideo en septiembre del 2024, decidimos presentar esta ponencia acerca del aprendizaje y supervisión en el contexto de los programas de formación de la Asociación De Psicoterapia Operativa Psicoanalítica (APOP).
Este texto también es producto de la elaboración que hicimos tras las jornadas XXXIX de APOP: «La Formación en el campo de la Clínica Grupal e Institucional desde la Concepción Operativa de Grupo. Retos y perspectivas en el contexto sociosanitario actual» celebradas en Sevilla, el 24 de febrero de 2024. El contenido, organización, gestión de estas jornadas tuvieron una significancia especial, que en cierto modo está en la base del trabajo que presentamos hoy: los profesionales que se formaron en la primera edición que APOP realizó en Andalucía (años 2014-2021) fueron los encargados de gestionar estas jornadas; ahora ya, como miembros de APOP y del equipo docente de la escuela. Uno de los títulos de las ponencias de esas jornadas fue “Del aprendizaje del modelo, a la práctica clínica y pertenencia a la asociación”, que también podría ser el subtítulo de la ponencia actual.
En esta Asamblea Internacional de Investigación, pretendemos compartir y tratar de mostrar el modelo pedagógico y didáctico que implementamos en nuestra asociación a partir de la didáctica propuesta por Pichon Rivière, y que aprendimos con A. Bauleo. Para nosotras es también una oportunidad para hacer de esta experiencia una fuente de investigación, reflexión e interrogación que necesitamos compartir, como posibilidad de ir creciendo y avanzando. Nuestros programas de formación se diseñan y organizan en torno a la Clínica Grupal e Institucional, desde la Concepción Operativa de Grupo y con metodología de Grupo Operativo, y dentro del marco conceptual de la Psicología social Pichoniana. Estos programas de formación y supervisión se están impartiendo en nuestra escuela de APOP y en diversas instituciones públicas de Salud Mental.
Un Punto de Partida
Partiendo de las enseñanzas de Pichon Rivière, entendemos que el sujeto se construye con el otro, los otros, y en un contexto social determinado. Esto se dará a través del vínculo, que es el vehículo de las primeras experiencias sociales constitutivas del sujeto. Desde la necesidad, el sujeto hará un movimiento hacia el exterior y desde las causas, y motivaciones internas se encontrará con las condiciones externas. Este, es uno de los puntos de partida, para el aprendizaje teórico-técnico de la Concepción Operativa de Grupo y también, para implementar el espacio de supervisión.
Sabemos que en el aprendizaje grupal se produce una dialéctica entre teoría, experiencia (a través del trabajo grupal) y praxis, tal como describen E. Pichon Rivière, A. Bauleo y J. Bleger. Siguiendo esta metodología didáctica, en nuestros programas de formación hemos diseñado tres espacios que conforman una única estructura docente: un primer momento de información/elaboración teórica donde se trabaja una de las temáticas que se contemplan en los contenidos del programa teórico, un segundo momento de trabajo en grupo operativo con lectura de emergentes (donde lo experiencial cobra una importancia central), y un tercer momento de un espacio de supervisión en grupo, en la que los integrantes presentan un material de práctica clínica y/o institucional sobre la que todo el grupo trabajará. Así se va constituyendo a modo de espiral dialéctica, un genuino y específico proceso de aprendizaje y formación en la COG. Proceso que, por cierto, nunca termina.
Cuando empezamos en Andalucía a organizar y pensar como elaborar nuestros programas de formación, fuimos atendiendo las demandas que nos llegaban de los profesionales de los servicios públicos de salud mental. Unas demandas, expresaban la necesidad de una formación reglada, estructurada en psicoterapia de grupo, y específicamente en la concepción operativa de grupo (modelo grupal que poco a poco se iba conociendo en nuestra comunidad). Y otras, la necesidad de contar con espacios grupales, para pensar en la práctica clínica. También en los atravesamientos institucionales y en las condiciones en las que se desarrolla la asistencia en los servicios públicos de salud mental, que en muchas ocasiones oscurecen o bloquean esa clínica psicoterapéutica.
Es desde esta perspectiva que consideramos, el espacio grupal de supervisión un pilar fundamental en el aprendizaje y la trasmisión del modelo de la COG. Esta metodología didáctica pensamos que contribuye, a que las prácticas profesionales se confronten o complementen de forma más integrada, con la teoría y con el trabajo experiencial del grupo operativo. En el aprendizaje de una clínica grupal y una psicología social, es necesario a nivel metodológico, contar con un espacio de trabajo común, al que llamamos supervisión. Un espacio continente que crea las condiciones de seguridad, y confianza que permita a quienes presentan el trabajo, así como a quienes trabajan con ellos, poder pensar y crear.
Este espacio de supervisión que se complementa con los otros momentos de la tarea formativa da una visión acerca de nuestro modelo de entender e intervenir en la clínica. El llamado “caso individual”, es mirado, estudiado y trabajado desde una mirada hacia el contexto familiar, social, histórico, comunitario, desde la relación entre el mundo interno del sujeto (grupo interno) y el mundo externo (grupo externo); desapareciendo así la falsa dicotomía entre individuo y sociedad
Tenemos presente en el espacio grupal de supervisión, la perspectiva que nos da la psicología de los ámbitos, propuesta por Pichon Rivière, desarrollada por Bleger y conceptualizada por Bauleo, es decir una comprensión e investigación del sentido de la conducta, desde lo grupal, lo institucional y lo comunitario. Esto se traduce en que los alumnos de nuestras escuelas presentan en el espacio de supervisión un amplio abanico de situaciones clínicas: casos individuales, grupos familiares, grupos terapéuticos, proyectos institucionales, equipos de trabajo, intervenciones psicosociales etc.
La transmisión en la formación y el aprendizaje Grupal
Pensamos que la transmisión de conocimientos implica para las instituciones y escuelas una complejidad por la diversidad de variables que conlleva. Nosotras vamos a señalar algunas cuestiones alrededor de esta temática, partiendo de la necesidad y la motivación que como decía Pichon Rivière son motores del cambio.
Tal y como lo entendemos desde nuestra asociación, en el proceso formativo y en concreto en la transmisión de la COG, es necesario crear las condiciones que faciliten el pasaje del rol de alumno al rol de docente. Pasaje que implica entre otras cuestiones, una continuidad en la formación y en la motivación para investigar y ampliar el campo de conocimientos. También, este pasaje contribuye a crear la posibilidad de sostener un ECRO y una práctica psicoterapéutica en los servicios públicos de SM; así como la pertenencia y cooperación con la asociación. Y es, desde esta perspectiva, que damos un valor muy importante a este proceso. Es decir, con los que fueron alumnos, y ya compañeros, trabajamos para crear las condiciones que hagan posible este pasaje y los necesarios cambios, que requiere una escuela de formación para sostener la creatividad, el crecimiento, la investigación etc.
En este proceso que estamos describiendo, la tarea requiere construir equipos docentes, de coordinación y de supervisión, donde se van integrando nuevos miembros al “tradicional” equipo docente de la escuela. En ese mismo proceso se va construyendo una tarea nueva, que nos trasciende a todas. Estos nuevos equipos estarían formados por profesionales con experiencia en el campo de la docencia y la clínica grupal, y los nuevos integrantes de estos equipos, que en la mayoría de las ocasiones ya cuentan con amplia experiencia en el campo de la psicoterapia de grupo.
Pensamos que es un proceso muy creativo, no exento de dificultades, que nos exige a todos, cierta generosidad, empatía, reconocimiento del otro y de las diferencias, tolerancia, y un cambio de roles que como sabemos siempre es funcional a la tarea. Los que fueron coordinadores, supervisores, ahora son compañeros, nuevos equipos, nuevos procesos de integración…y una ampliación significativa de conocimientos y experiencias.
La complejidad también surge del cambio de roles para todos, en general unos fueron coordinadores y supervisores de los otros, y ahora cada uno va ocupando otra función, todos son miembros del equipo. Con esta claridad de las funciones, y el cambio de roles, se pueden ir constituyendo estos nuevos equipos. Y tienen unos efectos en todos y requieren como en todo equipo de trabajo un tiempo. Uno de los efectos de esta modalidad, es el de sostenerse y acompañarse unos a otros.
Nuestra larga experiencia de más de veinte años en la asociación APOP, nos enseña que la integración y la pertenencia a la misma, transcurre entre otras variables por el trabajo en torno a una tarea; y una de ellas es formar parte del cuerpo docente de la asociación. Este proceso del equipo docente ha ido transitando en un diálogo entre los miembros de APOP dedicados a la docencia, y los nuevos compañeros que van a ir formando parte del equipo docente.
Es importante para nosotras y merece una reflexión más amplia, pensar cómo se va dando la transmisión en una escuela de formación, y cómo los que sostienen los conocimientos y la experiencia, van facilitando que otros vayan tomando distintos roles…Esta tarea no está resuelta y precisará de nuevas investigaciones y sucesivas profundizaciones. Para todos es una experiencia interesante y compleja, no exenta de momentos confusionales, pero sobre todo creativos.
La adaptación activa a la realidad de la que hablaba Pichon -Riviére, en el contexto formativo, consiste también en esto, la posibilidad de adoptar diferentes roles según las coordenadas espacio temporales en las que nos situemos; en una progresión continuada que pueda ir integrando el deseo de aprender y un sano compromiso profesional e institucional. Forma parte del proceso, esta progresión en la adquisición de conocimientos desde diferentes lugares: primero aprendiendo y luego enseñando en varias vueltas de espiral. Consideramos que, para que esta progresión se pueda dar, es necesario el ensamblaje de estos tres aspectos, teoría, experiencia grupal y práctica.
En el caso del modelo de formación de APOP, es así como lo hemos ido entendiendo y diseñando en un proceso de investigación realizado desde el inicio de la actividad de nuestras escuelas y en las sucesivas ediciones de los cursos de formación. Es necesaria una formación y una experiencia grupal para ser coordinadores y docentes. Es necesario conocer las ansiedades que se mueven cuando “no se sabe” para poder acompañar y contribuir a que otros puedan incorporar conceptos, experiencia y práctica en la clínica. Y esa ha sido nuestra experiencia en el equipo docente de APOP.
Cómo ya hemos mencionado la integración de unos y otros, tiene lugar a través de la creación de equipos de trabajo que surgen de la necesidad de sostener y promover el pasaje de un rol a otro. Comenzamos implementando esta práctica en los equipos de coordinación para el espacio grupal y en poco tiempo los buenos resultados en nuestra investigación nos llevaron a implementarlo también en el espacio de la supervisión.
La constitución de un equipo de supervisión.
Vamos a mencionar en los párrafos siguientes la constitución de un equipo concreto de supervisión formado por Amalia Alarcón, Milagros Viñas y Olalla Santamaría. El trabajo que ha realizado este equipo ha generado una nueva mirada, una mirada ampliada, más compleja, sobre los trabajos que se presentan en el espacio de supervisión, también en la metodología de trabajo del equipo, sobre el material que presentan los integrantes del grupo y en un deseo de compartir lo trabajado con el autor y el grupo.
Es en el trabajo del equipo de supervisión, como venimos diciendo, donde surgen nuevas miradas, nuevos interrogantes. El intercambio, la discusión y la puesta en común, permiten abrir nuevas perspectivas y cuestiones que en el trabajo “individual” de supervisión, es más difícil que surjan. Así el material crece, se complejiza. A veces el se unifica una visión, otras veces no, pero se comparte y se integran las diferentes miradas. Los diferentes recorridos entre las integrantes del equipo de supervisión, las diferentes experiencias, los diferentes ámbitos de trabajo son una riqueza también para la lectura y análisis del material. Pero muy especialmente creemos, que transmitimos el potencial del trabajo en equipo, es decir, de cómo el pensar juntos como producción, aminora las posiciones omnipotentes y narcisistas. Esta manera de trabajar ha quedado integrada de tal forma que en otros pedidos de supervisión ya optamos por trabajar en esta modalidad antes que mantener la tradicional supervisión individual.
Es conocido y experimentado por muchos de nosotros, que en el espacio de supervisión grupal se movilizan ansiedades tanto confusionales como paranoides, pero también ansiedades como motor de conocimiento y exploración. La situación grupal de la supervisión expone. Deja ver. Super – visar sería sinónimo de “sobre ver” …exhibir, dejar ver lo que no se sabe, lo que se desconoce, lo que se duda, sobre lo que cada uno se interroga…Y eso que se deja ver, ¿cómo lo están viendo los demás?, ¿Cómo lo están mirando los otros…? Estas ansiedades sabemos que pueden obstaculizar el proceso de aprendizaje, impedir la escucha y por lo tanto la elaboración. El grupo debe trabajar sobre ellas, y el trabajo de los supervisores será ayudar a salir de esa situación de tensión, y favorecer que pueda continuar, con más salud, con menos enfermedad desarrollando su trabajo. Promover así el crecimiento de ese trabajo, que el alumno está realizando y que se vaya promoviendo su autonomía. Ampliando la escucha sobre la contratransferencia y a partir de ahí poder detectar donde están los obstáculos.
En la metodología que seguimos en cada una de las sesiones, cuando comienza el espacio de supervisión ya ha transcurrido gran parte de la jornada de formación, ya se ha trabajado un tema teórico y posteriormente se ha compartido un espacio de grupo operativo, con toda la movilización cognitiva y emocional que ello conlleva. Todo esto atravesará el análisis del material que se presenta para trabajar en el espacio de supervisión. Sabemos que habrá restos, trazos que han quedado en suspenso y que resonará en la trama vincular del grupo, y en la contratransferencia del equipo de supervisión.
Lo que esta metodología didáctica nos ha ido enseñando
Pichon Rivière en algunos de sus trabajos, hace referencia a la función del coordinador de grupos con el término de copensor. Si nos llevamos este término al espacio de la supervisión cambia sustancialmente la idea y podemos transmitir al grupo un cambio de perspectiva acerca de lo que trata la supervisión. Ya no es ver “sobre otro”, no es un proceso individual, sino que se transforma en “pensar con otro, con otros”, es un momento grupal. Acompañar en el recorrido de la formación. Abrir, en lugar de cerrar. ¡Qué modelo tan diferente a lo que habitualmente y cualquiera de nosotros conoce al inicio de una formación tradicional! Esta metodología de aprendizaje constituye una de las características diferenciadoras de nuestro modelo frente a otros modelos psicológicos. El objetivo es que los miembros del grupo obtengan no respuestas cerradas a sus preguntas, sino nuevos interrogantes, elaborados eso sí, con menor ansiedad, con más calma (“en los momentos de incertidumbre, la interrogación es el método más acertado” )Que el material pueda ser leído al final de la sesión con una mirada más amplia, más compleja, una vivencia y perspectiva de apertura que ayude a seguir trabajando. A seguir pensando. Que el alumno perciba el espacio como un lugar de crecimiento y creatividad para continuar trabajando.
Como ya hemos señalado en párrafos anteriores la creación del equipo de supervisión surgió de la necesidad de organizar nuevos equipos docentes y acompañar los procesos de aprendizaje en esta nueva tarea a los compañeros que iban formando parte de estos equipos, lo que ha aportado creatividad, complejidad, profundidad al análisis del material, objeto de la supervisión.
El pensar con otros, no es solo necesario para la función de coordinación de los grupos. La trama vincular del grupo de aprendizaje, se pone en juego también en este espacio. Cada uno de los integrantes del grupo se posiciona habitualmente en el mismo rol que asume en los otros espacios grupales. También es necesario aquí, que el grupo pase del yo al nosotros, que haga este espacio suyo, que elabore su propia idea de la tarea de supervisión, que la ponga en juego. Aquí también tiene un papel el equipo de supervisión, debiendo favorecer un proceso de transformación-integración: ¿Les ayudamos a pensar? ¿O corremos a socorrerles ante la angustia? ¿Les permitimos hablar? ¿Aguantamos el silencio? ¿Queremos dar recetas? ¿Modelar su forma de intervención o que adquieran su propio estilo? Tendremos que estar atentas también, a esta contratransferencia, para poder conocer cómo se están aproximando a esta tarea, que resistencias hay y en qué momento están. No obstante, esta escucha la pondremos al servicio de la tarea, del trabajo acerca del material. No es momento para la interpretación. Eso lo dejamos para otros espacios.
El material aportado por el supervisado y lo que allí se va elaborando, es revisado en diferentes niveles, individual, grupal e institucional. Trabajamos sobre esta perspectiva, con la teoría de los ámbitos como uno de los elementos teóricos de fondo. Están los ámbitos del alumno, pero también los del equipo supervisor. Se da un intercambio también entre grupo y supervisor.
La sesión de supervisión nos brinda la oportunidad de revisar también, que pasa con nuestro grupo interno. Es necesario escucharnos y entrenarnos, para no volcar esa contratransferencia en el grupo, no hacerlo depositario de las angustias propias. Consideramos que la puesta en marcha del equipo de supervisión mejora sustancialmente el análisis y la elaboración de lo contratransferencial. Siempre tendremos múltiples variables que tener presentes, a integrar y no separar, a trabajar, a sostener… Recordemos que estamos en el terreno de la hipercomplejidad.
El trabajo en las instituciones de Salud Mental, a propósito de la formación y supervisión
Sabemos, que en las instituciones de salud mental están generalmente ausentes los espacios de formación, y de supervisión, que fomentarían el trabajo en equipo, y el cuidado y la contención de los profesionales. En las instituciones que trabajamos, hay poco espacio para lo grupal; los equipos, en muchas ocasiones, son generadores de ansiedades y con frecuencia son lugares de silencio; en lugar de ser equipos de creación de proyectos, de ayuda, de cooperación. En la institución de salud mental suele estar ausente el cuidado de los profesionales. Lo que significa la ausencia de espacios de formación, de supervisión que ayuden a construir el trabajo en equipo. Siempre tenemos en cuenta en la supervisión la precariedad laboral, los contratos de corta duración etc. Todo esto forma parte de ese descuido.
El espacio grupal de supervisión, con los que los supervisores sostienen esta actividad tiene un doble efecto, formativo y psicoterapéutico. Hay un deseo, una necesidad que motivó la presentación de material de un grupo, de un caso y que va a permitir poder pensar en el trabajo terapéutico, revisar la práctica y sobre todo sentirse contenido. La supervisión en grupo permite, que cuando se presenta una sesión de grupo psicoterapéutico, de un proyecto, de un caso clínico; la escucha se amplía, ya que cada uno de los miembros del grupo escucha y pone palabras a lo que le ha significado la escucha del material que ha sido expuesto. Sería como si todos nos pudiéramos colocar para pensar en lo sucedido, en esa sesión de grupo. La identificación que se produce entre los integrantes tiene como efecto, que se experimente el aprendizaje, a través de la experiencia con los otros. Compartir ansiedades que se generan en nuestro trabajo, sentirse escuchado, poder poner palabras a las ansiedades que aparecen en la relación psicoterapéutica, así como, las condiciones de la institución. Todo esto constituyen espacios de cuidado, contención, aprendizaje y formación que aporta la supervisión grupal.
El supervisor se hará cargo desde su formación y experiencia de la integración de su propia historia, de haber transitado por esa experiencia de quien presenta el material a supervisar. Por tanto, proponemos un espacio de formación, contención y cuidado; tanto para el psicoterapeuta que presenta el material a supervisar como para los profesionales que están integrando el espacio de supervisión. Un lugar de acompañamiento frente a las dificultades que se puedan dar en el trabajo asistencial, y en algunos equipos. Acompañar para producir un cambio, para pensar distintas alternativas psicoterapéuticas. Pensar y crear con otros. Por esto, en el trabajo de la supervisión, se incluye la escucha, el saber sobre lo inconsciente, lo latente grupal y la apertura a lo que pueda suceder, cuando se encuentran distintas subjetividades con sus tramas vinculares, y con una tarea en común, que se irá definiendo y construyendo entre todos.
Para finalizar os recordamos unas palabras de Armando Bauleo que nos han inspirado: “la supervisión debe mostrar que en las prácticas que se realizan, no está en juego solamente la parte formal de la teoría, si no también aquella implicación del sujeto, que surgirá como trabajo de la contratransferencia”. “La contratransferencia se configura en la formación, se reafirma en la supervisión y se confronta en el espacio cotidiano de la práctica, así como en la comunicación entre colegas”.
Bibliografía:
- Jornada XXXIX DE APOP: «La formación en el campo de la clínica grupal e institucional desde la Concepción Operativa de grupo. Retos y Perspectivas en el contexto sociosanitario actual»
Sevilla, 24 de febrero de 2024.
1a- “La supervisión: espacio de formación en la práctica de la clínica grupal”. Milagros Viñas y Olalla Santamaría.
1b- “Del aprendizaje del modelo a la práctica clínica y pertenencia a la asociación”. Sara Romero y Miriam Rosa-Orozco.
Publicado en la web de APOP. https://apop.es/actividades/seminarios-y-jornadas/ - Alarcón A: “La Trasmisión de la COG”. Revista área 3.
- Bauleo. A. Monserrat. A. Suarez. “Un grupo”. En Psicoanalisis Operativo a proposito de la Grupalidad. Edit. Atuel.2004
- Bauleo A. Ideología, grupo, y familia” Folios Ediciones.1982. México
- Bauleo A. De Brassi: Clinica Grupal y Clinica Institucional, Atuel Ediciones.1990
- Bleger. J: “Psicohigiene y Psicologia Institucional. Edit. Paidos.1999. Buenos Aires
- Pichon-Riviére. Obra Completa Del psicoanalisis a la psicología social. 1967-1977. Edit. Paidos. Buenos Aires 2023
- Lorenzo L Taller de supervisión de psicoterapia grupal. Trabajando con el grupo. Programa de Psicoterapia Psicodinámica. Manual. Editado por la Junta de Andalucía.
- Vallejo F “Teoría de los Ámbitos”. Revista Huellas. En la web de APOP.