Introducción a la Jornada:
A propósito del tema de nuestra jornada, he releído el libro de Armando Bauleo “Psicoanálisis y Grupalidad” cuyo subtítulo es “Reflexiones acerca de los nuevos objetos del psicoanálisis”.
Porque bien podríamos pensar que el tema que vamos a trabajar hoy constituye un nuevo objeto de la clínica. No porque sea un tema nuevo, pero sí es nueva su presentación tan desbordante en los últimos años, y quizás también el que en muchos de ellos se habla de un inicio súbito.
Novedoso es también su entrecruzamiento con la tecnología y los avances médicos, de modo que los clínicos, cada vez más, se enfrentan a las hormonaciones y las mutilaciones de sus pacientes, a veces de forma precipitada, sin dejar ni tiempo ni espacio para pensar.
¿Y por qué este título: ¿Interrogándonos sobre las cuestiones de género? Bauleo, decía que, en los momentos agudos de incertidumbre, la interrogación se convierte en el método esencial. Desde ahí queremos investigar y trabajar y compartir en esta XXXVII jornada de APOP.
También en sus palabras: El hombre es el producto del ambiente social, y el ambiente social está construido en el tipo de constitución (en el sentido de legislación del país); la Constitución a su vez es una creación del hombre, del gran legislador (el pueblo, la figura eminente, el déspota, el tirano).
Estas palabras de ayer nos interpelan hoy, pareciera que adivinaba lo que estaba por venir. Hablando de la prevención en salud mental de los jóvenes, Bauleo se pregunta si las configuraciones sociales actuales no ofrecen un miserable y restringido cuadro de oportunidades profesionales, laborales, a estos jóvenes. Y en su momento la toxicomanía, y hoy otras condiciones, como la que nos ocupa, me pregunto si no sigue vigente su hipótesis de partida: ¿No sería un esfuerzo titánico para reubicar todas las cosas (imagen inversa del caos) para establecer un mundo posible?, y sigue: ¿La desesperación por conservar el presente, por un hoy continuo, no será una defensa frente al aterrador futuro que les espera?
La angustia de marchar hacia la nada es difícil de incluir en una terapia. ¿Qué indicación terapéutica sería adecuada para una antidemanda?, ¿Cómo entender al impaciente?
Los tiempos actuales nos solicitan respuestas inmediatas, a veces nos ofrecen consumir la respuesta antes de que nos hayamos formulado la pregunta. Por eso, debemos insistir en dar tiempo a la pregunta.
La impaciencia nos lleva a veces a buscar atajos en la razón, por eso es tan importante que introduzcamos demora, para que el sujeto pueda detenerse en esa desesperada búsqueda de razones. Demorarse en las preguntas, crear un tiempo sin inmediata búsqueda de respuestas, en palabras de Graciela Jasiner.
Devolver al sujeto una dimensión del tiempo para habitar la interrogación es aquello que nos orienta en nuestra tarea; en relación con ello, postulamos la pregunta como experiencia.
….Al final de su poema Ítaca (1911) Konstantino Kavafis, como dialogando con Ulises, le pide que, aunque volver a la isla sea su meta, “no apresures el viaje”, porque, en realidad, ese “hermoso viaje” fue lo que Ítaca le regaló:
“Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte…
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas”
Demora es tiempo. Nuestro oficio es el de introducir tiempo. Esto desde ya resulta subversivo a la subjetividad acelerada de nuestra época. El tiempo es conveniente para pensar, para preguntarse, para entrelazar un vínculo, para desplegar ese baile de “fantasmas” entre el paciente y el terapeuta.
Para toda esta labor se exigen ciertos preparativos y requisitos según Bauleo:
1) Una práctica institucionalizada, realizada en circunstancias colectivas
2) Entender que nos encontramos en una situación disciplinaria de frontera entre la ciencia y la política
3) Tener en consideración la necesidad de apoyos extradisciplinarios (filosofía, epistemología, instrumentos culturales) que nos permitan una continua reorganización conceptual
4) Autoanálisis científico de las motivaciones, los alcances, las condiciones posibles, los sujetos en juego, los hipotéticos efectos, que proporcionarían fundamento al poner en práctica la prevención.
Creemos que en este camino estamos con nuestra práctica desde la Concepción Operativa de Grupo.
A. E. Harris comentó acertadamente en 2011 que nuestra comprensión de lo trans se está desarrollando a «velocidad de vértigo». Hay complicados imperativos clínicos, sociales y políticos en juego, mientras seguimos explorando la nueva frontera de lo trans.
Como clínicos, navegamos por el terreno en la intersección entre la política de liberación trans y la compleja construcción de la experiencia individual de género. Intentamos mantenernos abiertos a posibilidades hasta ahora inimaginables, al tiempo que exploramos de qué es portador el género y para qué es solicitado en el contexto de la vida de cada individuo. Y lo que es más importante, el trabajo psicoanalítico puede aclarar qué posibilidades conducen a una mayor autenticidad y libertad, en lugar de la rigidez aprisionadora de cualquiera de las etiquetas (Roberto D’angelo, 2020)
Paloma González Díaz-Carralero
Presidenta de APOP
6 de mayo de 2023