Ponencia que escribieron Marcelina Llano González (APOP) y Trinidad Andrés Labrador ( Fórum Infancias Madrid) en el IV Congreso de FEAP en Bilbao del 3-5 noviembre 2022.

Titulo: ACERCA DE LA VIOLENCIA DE LA DESESPERANZA.

Buenas tardes, agradecer a los organizadores habernos facilitado este espacio para compartir nuestro quehacer en un grupo interdisciplinar de Fórum Infancias Madrid, con un tema debatido en grupo y armado entre Trinidad Andrés, profesora de Filosofía y yo, Marcelina Llano, psicóloga clínica, portavoz aquí del tema “Acerca de la Violencia de la desesperanza”.

Fórum Infancias Madrid, formado por profesionales de diversos ámbitos interesados en prevenir la patologización y medicalización de Infancias y Adolescencias, nació para plantear una respetuosa mirada con la singularidad y la subjetividad de cada niño, niña y adolescente. Reunidos en asamblea y planteada la interdisciplinaridad, nos organizamos en comisiones/ grupos de trabajo buscando nuevos caminos, atravesando la frontera de otro campo de disciplina, profundizando en lo desconocido y entrelazando nuestros saberes, sin miedo a perder nuestra individualidad disciplinar, según nuestro Manifiesto (3). Deseamos visibilizar que hay problemas sociales originando sufrimiento y problemas mentales en los chicos y chicas. Nos ubicamos en un eje de promoción y prevención de salud mental. Sobre el futuro de la psicoterapia, vemos la necesidad de contextualizar un diagnóstico en la complejidad socio-histórico-política, singular e institucional; desde lo conceptual y la ética de cada profesional. Respetando la complejidad del sufrimiento humano y evitando diagnósticos realizados con rapidez.

Nuestro Objetivo es: Pensar las violencias que afectan a niños y adolescentes en la escuela, en redes, por identidad de género… Establecer puentes psico-sanitarios-socioeducativos y crear espacios comunes donde pensar juntos nuevas formas de abordaje de las problemáticas de salud mental de las Infancias y Adolescencias. Deseamos ser red, construyendo miradas a la subjetividad de niños y adolescentes, que está ligada a la colectividad respetando su construcción y constitución psíquica.

Nuestra experiencia en Fórum Infancias Madrid es la siguiente:

Planteada la interdisciplinaridad y organizados en comisiones/grupos de trabajo. En el de Educación compartimos experiencias del quehacer diario en aulas, equipos, centros escolares o centros de atención a familias. Nos sentimos en minoría al cuestionar soluciones rápidas a angustias, miedos y ansiedades, pero sintiéndonos capaces de hacer algo desde cada lugar profesional. Cuando nos unimos los del grupo de salud mental y los de educación en pensar juntos cómo desanudar la paradoja de etiquetar para recibir apoyos educativos específicos en el colegio, justo surgió el Confinamiento por Pandemia.

-Preocupados por cómo estarían procesando los niños lo que estaba sucediendo, reactivamos pronto las comisiones/ grupos de trabajo en formato online. A través de la pantalla encuadre, desarrollamos nuestra capacidad de cooperar en la tarea, con nuestros diálogos creamos trama vincular y entrelazamos nuestros saberes originando estructura grupal. Así, por ejemplo, cuando pensábamos en la violencia escolar sobre el niño no escuchado en tiempos de incertidumbre, empezamos a percibir en la realidad escolar, un elevado absentismo y peleas intensas en niños, un alumnado de Bachillerato que expresaba “para qué estudiar si lo que queremos es una dictadura que nos guste”, el universitario acosado y hospitalizado por intento de suicidio o el suicidio de una adolescente en su colegio. Esta presencia de destructividad y muerte nos llevó a establecer conexión entre la Violencia y la desesperanza en tiempos de incertidumbre.

Al dirigir nuestra mirada a la sociedad actual en la que vivimos, pensamos que el espectáculo lo es todo: hay personas que graban todo lo que hacen y fotografían lo que ven, sin una mera contemplación. Nos hemos acostumbrado a ver representaciones, de tal modo que la realidad ya no nos satisface, no colma nuestros deseos si no es en forma de representación y esto es algo que ya expresaba el filósofo francés Debord (1) en 1967 en La sociedad del espectáculo con la frase “Todo lo directamente experimentado se ha convertido en una representación” (p. 37-T-1). Definió el espectáculo como una relación social entre personas mediatizada por las imágenes. La sociedad del espectáculo hunde sus raíces en la “economía de la abundancia” (T-58). Termina con la Tesis 221, afirmando que ni un individuo solo, aislado, ni una muchedumbre sumisa manipulable, podrá instalar de nuevo la verdad en el mundo, ya que en la sociedad del espectáculo domina la ilusión sobre la verdad. Solo el diálogo logrará la victoria.

Actualmente nosotros vemos que las plataformas de entretenimiento muestran la uniformidad de la representación que vive para nosotros. Vivir presos de imágenes y creencias, es el signo de nuestro tiempo y tiene consecuencias en el ámbito educativo. La apropiación de lo real, que ha sido convertido en un producto apto para ser vendido y consumido es lo apropiado en la realidad líquida de las pantallas que miramos y donde quieren verse nuestros alumnos. Espejo que no les devuelve su imagen sino la de una serie de estereotipos de la representación de un ideal de éxito basado en el consumo. La cuestión es qué sucede cuando vivir en una eterna ficción se convierte en algo más atractivo que vivir en tu realidad y cuando acabas siendo consciente de que ese ideal de éxito presentado en la publicidad encubierta, además de falso, te resulta inalcanzable.

La educación de hoy, a la carta, online, enfocada en competencias, tiene como ideal ser un instrumento para proporcionar al mercado trabajadores y consumidores, obedientes e ignorantes. Cuando un padre le dice a su hijo: tienes que estudiar para ser alguien en la vida. Puede que el padre tenga al ingeniero de éxito en su cabeza mientras que el niño o el adolescente tiene a alguien que triunfa en el mundo del espectáculo, influencer. Coinciden en que ser alguien en la vida es “ganar dinero” para poder consumir. Los que se dan cuenta que la Educación está al servicio del mercado y que hay docentes que han asumido el rol de “educar clientes” concluyen que la vida es un negocio y la educación también.

La preparación académica que supone más oportunidades laborales está ahora diseñada para un mercado laboral en realidad precarizado, de modo que muchos adolescentes tienen la sensación de que no vale la pena el esfuerzo porque ser hijo de la precariedad, es jugar tus cartas con lo que te ofrezca la escuela pública. En general están sobreexcitados en pantallas sin fin y los docentes “tenemos la sensación de trabajar con adictos”, porque la educación ya no tiene el objetivo de formar ciudadanos sino clientes, y no hay mejor cliente que un adicto. Aburrirse en el marco de la sociedad del espectáculo es peligroso ya que el aburrimiento abre huecos en la mente y puede hacernos pensar.

Adolescentes y niños son depositarios de discursos del “terrible futuro” como forma de violencia que sufren a diario. La idea de que no hay futuro para ellos y de haberlo está de antemano perdido, es el contexto en que vivimos, como si no pasase nada. Las personas a las que sí les pasan cosas, se ven en la necesidad de disimularlo, sintiendo culpa. Los que aprenden a disimular, cuando ese traje revienta por las costuras, reciben diagnóstico y medicación, aunque lo que esté enfermo sea el contexto social en el que están creciendo. Etiquetarlos negando el contexto impide elaborar el malestar y evita que nos rebelemos contra el mismo.

En la actualidad el ideal de ser humano es el de emprendedor competente, trabajador disponible a todas horas para la empresa con la que debe identificarse y a la que debe eterno agradecimiento. Prepararlos para que lo acepten, supone ejercer en niños y adolescentes una violencia de desesperanza, construida con discursos catastrofistas sobre el futuro, evitándoles soñar con cambiar el sistema, desactivándoles como futuros sujetos políticos, privándoles de la herramienta del conocimiento, usando metodologías adaptadas a las necesidades del mercado y la sociedad de consumo, y no para el desarrollo de sujetos autónomos y pensantes.

Si generaciones de adolescentes anteriores, más o menos ilusionados, tenían al menos en mente una vida adulta y fantaseaban ¡qué sería de su vida! Actualmente, poner la esperanza en el éxito mercantilizando la educación online, enfrenta a los más pobres a una mera adicción a pantallas. Son los que “para qué estudiar” cambiando la incertidumbre por la certeza de “ya no hay nada que hacer”. Se ha proyectado un futuro sin futuro, como un futuro que sería mejor no vivir. Para qué estudiar, para qué luchar, para qué vivir una realidad percibida como perdida. La humanidad transitó siempre entre el miedo y la esperanza y ahora acusan el miedo a vivir peor que sus padres, se sienten muertos de miedo. El miedo es muerte, paraliza. Miedo a la muerte y parálisis ante escenas en pantalla de muertos en las calles donde hay una guerra a las puertas de Europa. Como diría el sociólogo y filósofo Boaventura de Sousa Santos (4) “nuestro tiempo se caracteriza por un desequilibrio entre el miedo y la esperanza”. La mayoría con miedo al futuro y poca esperanza de mejoría y la minoría sin miedo a nada porque imaginan vivir en ciudades espaciales y ponen la esperanza en la tecnología.

Escuchamos a los adolescentes hablar de adaptarse (¿someterse?), otros dicen no saber qué hacer y otros sentirse desesperados (aislados), sin poder imaginar la necesidad de hacer algo juntos, sentirse solidarios en colectividad. Lo que en 1943 Simone Weil (2), denominó “necesidad del alma” participar de forma real y activa en la existencia de una colectividad “que hunde sus raíces en el pasado y penetra en el futuro (pp. 26-27)”. Filósofa francesa, nacida en familia acomodada, que quiso vivir la experiencia obrera y participó en 1936 en España defendiendo la República y en la Resistencia francesa después. Escribió desde su exilio en Londres durante la IIª G. M. esta última obra inacabada, referida a “Las necesidades del alma”, “El desarraigo” y “Echar raíces”.

Resultados: 1º.-Aprender a escucharnos desde nuestras disciplinas, entrelazar nuestras ideas y disfrutar el intercambio grupal, siendo partícipes activos de nuestra vivencia en el grupo de trabajo. 2º.-Encontrar esperanza en espacios de diálogos abiertos, a través de la cultura sintiéndonos partícipes con la experiencia propia o haciendo cosas juntos como proyecto colectivo. Es lo que deseamos compartir con los docentes para pensar juntos metodologías a favor del desarrollo de sujetos pensantes.

Conclusiones: El futuro de la psicoterapia prevalece en la necesidad de espacios donde los niños y los adolescentes procesen angustias de lo vivenciado y hagan sus duelos. Siempre funcionó el intercambio afectivo humano y tenemos experiencia reciente de adaptación de los diversos modelos y técnicas a la realidad, reajustando cada uno su esquema referencial conceptual y manteniendo la ética necesaria. Paralelamente podemos entrelazar disciplinas para prevenir excesos indiscriminados de diagnósticos y medicamentos, además de promover prácticas protectoras de los derechos de los niños y adolescentes, creando espacios comunes de diálogos y de reflexión para sostener la esperanza de poder pensar juntos cómo imaginar nuevas realidades esperanzadoras.

Gracias por su atención y quedan invitados a nuestros espacios de Diálogos.

Bibliografía:
1-La sociedad del espectáculo. Guy Ernest Debord (1967). Editorial Pre-Textos
2-Echar raíces. Simone Weil (1943). Editorial Trotta
3-https://infanciasmadrid.home.blog
4-https://www.elsaltodiario.com
La Comisión/ Grupo de trabajo de Educación de Fórum Infancias Madrid en este debate: Trinidad Andrés, Alicia Halperín, Albertina Galiano, Susana González, Mª Dolores Nevares, Elisa Martín, Katherine Ferrer, Rosa de Vega, Iris Sztul, Mónica Caldás y Marcelina Llano (portavoz).